lunes, 13 de septiembre de 2010

Tratado de felicidad en papel de sangre

Vivir en los abismos infernales y desperté gimiendo como un muerto en carne viva.
si he conocido algo peor que la soledad, algo que come cada poro de mi piel, desgarra mi carne viva con una fiereza cruda y dolorosa.
La vida esta llena de recuerdos morbosos, dolores enterrados y suplicas falsas, oscurecidas en cada firmamento estrellado del ancho cielo, en donde llora a diario los viejos recuerdos dolorosos, bañados en un mar de lagrimas eternas, el destino solo favorece a los osados.

Viví siete cielos oscuros y al alba del octavo día mi alma se canso y despertó de un letargo doloroso, suplicando un poco de calor, entre tanta oscuridad.

una tarde cree las palabras y empece a soñar como nunca antes el tiempo y el infierno me habían dejado soñar, sentí recorrer por mis venas un resplandor de calidez, un liquido que corría por cada milímetro de mi ser y hacia reaccionar todos mis sentidos, sentía cada movimiento de mi cuerpo, mis manos, ojos, boca, labios.

tiempo mi infinita fuente de inspiración.

llovió sangre el día en que me dijiste que hacer, en donde mi palabra se hizo carne y la carne deseo, sentí morir mil y un veces mi alma condenada, enferma, maldita. que importa el dolor de los cielos si en mi no corre ninguna gota de perdón, llame entre las llamas de los condenados, buscando tu nombre inexistente, clamando una palabra tuya, es como si mi cuerpo necesitara un segundo de cariño.

no el sentir no va con migo.

aun recuerdo esa noche, en donde el ave triste callo su canto para morir en la soledad, tal como mi alma deseaba caer en un largo sueño, dejar de sentir el dolor de las heridas aun abiertas y solo quería dejar de sufrir, pero la noche aun tenia un dolor mas para mi.

sangre como nunca antes mi cuerpo había sangrado, sentí como el ultimo aliento de vida escapaba desesperado de mi cuerpo, buscando refugio en las tinieblas, en las sombras, escapar de la luz.

entonces empece a vivir

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