Salí una mañana fría,
lleno de una osadía lamentosa,
cansado y escarchado.
bañado por un gélido aliento
quise escuchar el ruido de tus ojos
quise tocar tu mar de risas
quise saborear el romance aquel.
mas la vida no beso mi andar
desecho mis pobres lamentos,
se estrellan mis pensamientos entre la multitud.
me invade un humo triste y dormido.
la muerte invernal toco mi puerta
dormí en el silencio de tus brazos,
acorazado por el sabor del mármol,
sosteniendo en mi mano la copa de la vida
y en mi corazón la flecha de tu amor
mi mente habría mis ojos
con la ultima flor del invierno,
esa que envidia la dulzura
y codicia el ruiseñor
dime oh misteriosa vida
¿es justo pecar con sangre?
el error de amarte,
el pecado de olvidarte
cogí mis recuerdos
arropados por tus brazos
y los lleve a pasear por tus labios
con el ultimo suspiro del invierno